Hotel Voramar (Benicassim)
«Al volver esa tarde al hotel imaginé de nuevo
en aquella terraza, que sirvió de teatro al aire libre,
a Dorothy Parker compartiendo sus cigarrillos Chesterfield
con milicianos analfabetos, pero llenos de corazón; ella les pedía
que le enseñaran las fotos de sus novias y le gustaba mucho
que le contaran cómo habían sido heridos en el frente
y también sus historias de amor».
El negro Robeson cantaba un blues de espaldas al mar…